Por: Guillermo Maya Muñoz .

Raúl Prebisch, secretario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en los años 50, es el único economista que ha elaborado un pensamiento propio latinoamericano y que no era ningún marxista, sino un nacionalista latinoamericano. 

Respecto al capital extranjero, señala que la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina está en función de los intereses de los países desarrollados. Desde que la región se articuló al mercado mundial como proveedor de materias primas en el siglo XIX, mucho antes, hasta la implementación del modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), la inversión extranjera ha estado presente. 

Sin embargo, la inversión extranjera que no sustituya importaciones, no diversifique, no complejice la base productiva y que no promueva las exportaciones no es conveniente para América Latina. La razón es que estrangula la balanza de pagos a través de la cuenta corriente deficitaria. Además, la IED que ha entrado en Latinoamérica después de los años 90 ha sido para “la adquisición de las empresas existentes” y no con inversiones en plantas nuevas, como si lo fue bajo el ISI.

Si Prebisch hubiera sido testigo de la presencia de Millicom (Suecia) en la escena latinoamericana, especialmente en Colombia, hubiera quedado contrariado. Esta transnacional ni capitales ni tecnología trae consigo y se ha convertido en un sifón para transferir recursos al extranjero, al mismo tiempo que recurre a la capitalización con recursos del municipio de Medellín para pagar deudas bancarias, bonos vencidos, y apalancar nueva deuda.

Millicom es un vehículo empresarial sueco y operador de telefonía celular que con la marca Tigo hace negocios en Centroamérica, Suramérica y África. Generalmente, ofrece planes prepago (ha mejorado su portafolio de servicios desde que se tomó a Une) y está radicado en la “guarida” fiscal de Luxemburgo, que según el prestigioso semanario The Economist “tiene un pobre historial en materia de transparencia fiscal y de lucha contra la delincuencia financiera”. 

Millicom no es una empresa de innovación tecnológica, no es líder mundial del sector de telecomunicaciones, no está entre las primeras diez o cincuenta empresas del mundo en telecomunicaciones. Millicom es un operador con muchas limitaciones, no solo de capital, sino también tecnológicas. Es una empresa parasitaria.

En el caso de Colombia, Millicom en 2006 se encontró con el ‘papayazo´ para apoderarse del negocio de Ola, una empresa propiedad de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB), que ofrecía servicios de telefonía celular. Con la compra de la empresa del 50% + 1 acción por 1.2 billones se hizo al control de la misma, bajo el nombre de Tigo-Colombia Móvil. Es decir, EPM y ETB quedaron a merced de Millicom, a quienes prestaron un poco más de 400.000 millones de pesos para cumplir con los compromisos de capitalización con la empresa, porque su baja calificación crediticia le impedía pedir créditos. Le vendieron la mitad del bus +1 acción y le prestan para que cumpla con sus obligaciones de socio estratégico. Eso sí es estar muy de buenas. Pero, no hay almuerzo gratis, es el eslogan de la economía ortodoxa.

La operación de Tigo-Colombia Móvil por parte de Millicom fue un desastre. Perdió un billón de pesos entre 2006 y 2010, lo que llevó el endeudamiento de la empresa al 85.8% de su patrimonio. Además, Tigo vendió en 2011 –y, curiosamente, es el único año en que esta empresa ha pagado dividendos– todo el sistema de torres de retransmisión, ejecutado por EPM-ETB en Ola, por 182 millones de dólares a la empresa American Tower Corporation-Infraco de la que después Millicom sería socia. 

Esta misma operación se repitió en Une cuando vendieron, en 2017, 1,200 torres por 147 millones de dólares. Estas ventas de deshuese de Ola y Une equivalen a 438,7 millones de dólares a diciembre de 2023, es decir, casi 1.7 billones de pesos. Además, todavía en 2024, siguen vendiendo la “infraestructura pasiva” de Une-Tigo, como instalaciones, para luego tomarlas en arriendo. “Operaciones normales en el sector”, dicen los agentes de los intereses extranjeros.

Si todos los antecedentes anteriores eran alarmantes y, además, si el candidato Aníbal Gaviria, luego alcalde, había prometido que no se haría ninguna privatización en EPM, ¿cómo fue posible que entregara Une-EPM a Millicom?

Las razones de la fusión Une-Tigo

Marc Eichmann, el exgerente de Une y uno de los estructuradores de la fusión Une-Tigo, argumenta que las razones para llevarla a cabo fueron: 

Primera. “La actividad de Une difería significativamente de la de EPM. Mientras los mercados de comercialización, distribución y transporte de agua, energía y gas son altamente regulados, (…) el mercado de telecomunicaciones es un mercado en competencia en el cual la oferta y la demanda definen los precios”. 

Segunda. “Une no contaba con una operación móvil sostenible”. Eichmann como gerente de Une tampoco quiso desarrollar la telefonía móvil: “Alguna vez, el expresidente de Une, Horacio Vélez de Bedout, afirmó que posiblemente para la empresa sería atractivo el negocio de telefonía móvil. Sin embargo, por ahora el tema está descartado”. Ya estaban cocinando la fusión, porque esa era una opción válida para prestar por parte de Une el servicio de telefonía móvil usando la plataforma de Tigo-Colombia Móvil y hacer convergencia de servicios con internet fijo y televisión. 

Tercera. “Une, a pesar de haber logrado una presencia nacional con las compras de Emtelco, Visión Satélite en Cali, TV Cable Promisión en Bucaramanga, Costavisión en Cartagena y el despliegue de EPM Bogotá en la capital del país, no poseía las economías de escala que tenían los jugadores internacionales”. Millicom tampoco las tenía.

Cuarta. “Adicionalmente, la fusión en su momento tenía sentido dado que Une, antes de planteada la transacción, no generó dividendos significativos a EPM”.

Observaciones: en cuanto a lo primero, se hizo la fusión y se entregó el control a Millicom “a dedo” en agosto de 2014, sin hacer una subasta pública. ¿EPM eliminó el riesgo inherente al sector de telecomunicaciones? No, sigue tomando los riesgos porque todavía tienen la mayoría accionaria de Une-Tigo con el agravante que tiene que responder mancomunadamente por las deudas, capitalizaciones, etc. 

En cuanto a lo segundo, precisamente, Millicom va a realizar una fusión tecnológica con Telefónica para enfrentar la competencia con Claro. Según el paraguayo Marcelo Cataldo, gerente de Tigo-Une: “Hoy lo único que tenemos sobre la mesa, acordado con Telefónica (…) es la integración de las redes móviles de acceso, que son las antenas y el espectro (participaron conjuntamente en la subasta de 5G)”.

Tercero. En cuanto a las economías de escala, Tigo sigue sin tenerlas. Tiene la misma estructura de costos que Movistar y Telefónica, pero solo la mitad de los ingresos. Cuarto. La fusión tenía sentido porque Une no generaba dividendos, dice el exgerente Eichmann. Pero Tigo-Colombia Móvil (Ola) incurrió en 1 billón de pérdidas y, aun así, se hizo la fusión con un perdedor.  Además, Une-Tigo en los últimos ocho años ha producido pérdidas enormes.

En este mismo sentido, se pronuncia la Contraloría General de Medellín: “El riesgo más grande que tenía la municipalidad del deterioro de valor de la inversión, lo sigue presentando, toda vez que los retornos de dividendos no se proyectan en el corto plazo, y los que se han trasladado, han sido denominados así, pero en realidad se trataba de compromisos contractuales que estaban pactados en el acuerdo de fusión y se les denominó de esta manera”La conclusión de la Contraloría de 2017 “es que la fusión con Millicom Spain Cable no ha sido la más acertada” ni sigue siéndolo.

Entonces, las razones de la fusión fueron bastante débiles, por cierto. Al final, después de 10 años, ¿qué ha ganado EPM con la fusión? Nada. Seguir asumiendo los riesgos del negocio, pero sin adquirir el aprendizaje y experiencia del negocio de comunicaciones. Le sigue pagando la matrícula educativa a Millicom.

Información tomada de lasilavacia.com

GUILLERMO MAYA MUÑOZ

Economista de la Universidad Nacional de Colombia, master en Economía de la New School for Social Research y PhD (C) de UN Sede Medellín en Ciencias Humanas. Ha publicado varias obras sobre economía, como: La antiapertura del Norte (Universidad Nacional, 1993); Apertura financiera y estabilidad macroeconómica… Ver perfil de Guillermo Maya Muñoz

————————